viernes, 23 de enero de 2015

SILENCIO

"Si estoy" (;)), pero cuando no hay nada bueno que decir, callarse es siempre la mejor opción, y yo me he propuesto practicarlo más a menudo. Aunque me muera por decir, que según las últimas (sorprendentes) proyecciones, este será un buen año.

Siempre me han gustado los juegos de preguntas y respuestas; Algunos los tengo en juegos para ordenadores, o de mesa, con dados y fichas, y alguno miro por televisión. Uno de estos programas, en particular me gustaba bastante, al punto de esperarlo cada semana, y ser seguidora, vía satélite, de las versiones de varios países. En este concurso, que imagino saben su nombre, el participante contaba con tres comodines, tres ayudas que se pueden usar, una sola vez, en cualquier momento: Llama a un amigo, quien en menos de 30 segundos te puede ayudar telefónicamente; 50 / 50, donde sólo le dan al participante dos opciones de las cual debe seleccionar una; y Consulta a la audiencia: El público dirá cuál cree que es la respuesta correcta para ayudar al concursante.

Bien, una de las cosas que me fastidiaba, era el hecho que una persona que no tenía ni la más remota idea acerca de la respuesta, jugara a adivinar, cuando se trataba de probar sus conocimientos y no de un juego de ruleta. La otra situación, que me parecía menos coherente aún, era la de no usar ninguna de las ayudas, y arriesgarse, sin intentar disminuir el margen de error; en fin, que se ahorrara las ayudas, a pesar de la usual advertencia del presentador: “No te lleves los comodines a casa”, siempre pensaba que esa persona debía ser realmente tacañ@, para no gastar las ayudas, y lanzarse a decir cualquier tontería, si más. Claro, también podemos estar ante un caso típico de autosuficiencia.

Mujeres virgenes

En medio del silencio, seguía escuchando el odioso sonido al teclear, cada vez más rápido, más fluido, casi tanto como la excitación que me inundaba, y me hacia acariciar mis pechos y a acercarme hasta ti.

Mis manos se posan en tus hombros, intentando relajar cada uno de tus músculos. Mis labios en tu cuello, y mis pechos buscaban desesperadamente cualquier parte de tu cuerpo. Reaccionas; al fin, sonríes, dices algo, no te entiendo, o no Mujeres virgenes hacerlo, pero detecto pocas ganas de resistirte…pocas como siempre.

Miro tu pantalla, y voy susurrando al oído todas las palabras nada excitantes que te han escrito, mis manos recorren tu cuerpo, y de mi labios empiezan a brotar las frases que no leo, las que quiero que oigas, te describo lentamente cada una de las cosas que me apetecen en ese momentos.
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Tus manos se relajan, y ya no presionan nada más que mi cuerpo y mi avidez, intentando asirlo, mientras yo descubro parte de mi cuerpo para ti, y me hago dueña de todo tu campo visual. Trato que las mantengas quietas, por ahora. Dejo que sólo tu lengua juegue conmigo, y que sea tu mirada, la que me acaricia por encima de la falda, por entre mis bragas. Incidiendo directamente en mí deseo. Contando con mis dedos como cómplices, de lo que quieres hacer, y aunque me muero porque a sí sea, no te dejo.